viernes, 9 de noviembre de 2012

Desarrollo de la creatividad y TIC.


El pasado jueves en clase, cuando la profesora hizo un breve repaso de las características básicas de las TIC, hubo una, especialmente, que me hizo levantar la vista del papel: ¿Las TIC desarrollan la creatividad? ¿Por qué, en otra asignatura, son precisamente esas nuevas tecnologías y la superabundancia de la información elementos que dañan la creatividad de niños y jóvenes en nuestros días?

Dicho texto, fragmento tomado del libro "La animación de la lectura" de Carmé Perís (1986), argumenta que en la sociedad actual, la sociedad de la comunicación, los jóvenes apenas necesitan pensar. En palabras del autor: "Saber que únicamente hace falta tocar un botón para que nos lo den todo hecho y masticado, sin opción de intervenir, pueden llevar a la estrechez de miras. [...] y, en el caso de los pequeños y jóvenes puede ser terrible porque puede anular la creatividad personal, pudiendo llevar al desinterés por todo aquello que no sea perfectamente redondo y que no pueda digerirse al mínimo esfuerzo".

Y lo cierto es que, en mi opinión, ambas versión son correctas. Las nuevas tecnologías son un arma de doble filo con que hay que saber lidiar. El mal uso de las mismas, tanto en la vida escolar como en los momentos de ocio, puede acarrear más problemas que beneficios (y un gran número de fuentes en la red así lo afirman). Sin embargo, lo que se nos pide como docentes es saber aprovechar las oportunidades que el acceso a dichas TIC nos ofrecen para la participación, la colaboración y la interacción para poner en marcha la imaginación y la originalidad en cada tarea.

La cuestión está en planificar reflexivamente una metodología que nos permita desarrollar las habilidades necesarias para hacer un uso adecuado de estos medios tan ricos en recursos e información, de modo que permitan fomentar la creatividad a partir del acceso a las ideas y opiniones de otros. Y es que la creatividad, propiamente dicha, como cualquier otra habilidad, se aprende y se trabaja; no es un característica inherente a los medios con lo que trabajamos, sino a los procesos que ponemos en marcha día a día. Las TIC como cualquier otra herramienta dependen de las manos que la manejan.


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